El prolapso rectal es una condición en la cual el recto (la última parte del intestino grueso antes de que exista el ano) pierde sus posición normal dentro del cuerpo, permitiéndole bajar a través del ano, bajando de «adentro hacia afuera». Puede ser bastante embarazoso y a menudo tiene un impacto negativo en la calidad de vida del paciente, incluyendo el desarrollo de incontinencia fecal. Esta condición afecta principalmente a mujeres mayores de 50 años, las cuales tienen seis veces más probabilidades que los hombres de desarrollar prolapso rectal. Aunque una operación no siempre es necesaria, el tratamiento definitivo del prolapso rectal requiere cirugía.

¿Por qué ocurre el prolapso rectal?

Si bien se ha demostrado que una serie de factores están asociados al prolapso rectal, no hay una causa clara. El estreñimiento crónico (heces poco frecuentes) está presente en un 30% a 67% de los pacientes, mientras que un 15% experimenta diarrea. Algunos han asumido que el desarrollo del prolapso rectal es una consecuencia de múltiples partos vaginales, sin embargo, hasta el 35% de los pacientes con prolapso rectal nunca han tenido hijos, y esta condición también puede ocurrir en hombres.

¿Es el prolapso rectal lo mismo que las hemorroides?

Algunos de los síntomas pueden ser los mismos: sangrado y/o tejido que sobresale del recto. El prolapso rectal, sin embargo, implica un segmento entero del intestino localizado más arriba que desciende, mientras que las hemorroides implican solamente la capa interna del intestino que baja a la apertura anal.

¿Cómo se diagnostica el prolapso rectal?

Un médico puede diagnosticar esta condición con una historia cuidadosa y un examen anorrectal completo. Para demostrar el prolapso, se puede pedir a los pacientes que se sienten en una silla y pujen. Ocasionalmente un prolapso rectal puede ser «oculto» o interno, lo que dificulta el diagnóstico. En esta situación, un examen de rayos X llamado videodefecograma puede ser útil. Este examen, que toma imágenes de rayos X mientras el paciente está teniendo esfuerzo defecatorio, también puede ayudar al médico a determinar si la cirugía puede ser beneficiosa y qué operación puede ser la apropiada. La manometría anorrectal también se puede usar para evaluar la función de los músculos alrededor del ano y el recto, ya que se relacionan con el esfuerzo defecatorio.

¿Cómo se trata el prolapso rectal?

Aunque el estreñimiento y el esfuerzo pueden contribuir al desarrollo de un prolapso rectal, simplemente el corregir estos problemas no mejorarán el prolapso una vez que se ha desarrollado. Hay muchas maneras diferentes de corregir quirúrgicamente el prolapso rectal. La cirugía abdominal o rectal pueden ser opciones. Una reparación abdominal se puede abordar mediante un cirugía abierta, laparoscópica, o incluso robóticamente en pacientes seleccionados. La decisión de recomendar una cirugía abdominal o rectal depende de muchos factores como la edad, estado físico, extensión del prolapso y los resultados de varias pruebas. Las opciones incluyen la eliminación de parte del recto o elevar y anclarlo. Ocasionalmente se puede usar malla.

¿Qué tan exitoso es el tratamiento?

Una gran mayoría de los pacientes están completamente aliviados de los síntomas, o son significativamente disminuidos, mediante el procedimiento apropiado. El éxito depende de muchos factores, incluyendo el estado del músculo del esfínter anal antes de la cirugía, si el prolapso es interno o externo y el estado general del paciente. Si el músculo del esfínter anal se ha debilitado, tienen el potencial de recuperar fuerza después de que el prolapso rectal se ha corregido. Puede tomar hasta un año para determinar el impacto final de la cirugía en la función intestinal. Se debe evitar el estreñimiento crónico y grandes esfuerzos después de la corrección quirúrgica.